De cómo estudié Letras si no me gusta leer

Karina Zavaleta
5 min readSep 9, 2019

--

Durante mis años de estudiante hasta hace no mucho, este era un tema delicado para mí, porque como gente de Letras, uno siempre se enfrenta a frases y preguntas como “¿Quién es tu autor favorito? “Has de leer un buen” “Seguro tienes muchísimos libros” “Leí un poema de Borges y me acordé de ti” (???).

La verdad es que esos acercamientos me incomodaban muchísimo, sentía muy feito tener que romper la expectativa de mi interlocutor, quien esperaba un episodio de verborrea analizando a toda una generación de escritores, o que le enseñara mi cuenta de Instagram atiborrada de fotos de mis ediciones favoritas junto a una taza de café y un gato. Pero no, nada de eso, me quedaba callada un segundo pensando si decirlo o no… “es que no me gusta leer”.

O sea, sí me gusta, pero no, les cuento cómo está el asunto. Durante mi niñez y preadolescencia fui fan de Edgar Allan Poe, Oscar Wilde, George Orwell, y todos esos autores de culto que uno “tiene que leer”. Por alguna razón nunca he tenido preferencia por los escritores de habla hispana, irónicamente, estudié Letras hispánicas lol. La razón por la que entré a esa carrera es tema para otra ocasión, pero puedo adelantar que lo hice con la ingenuidad de quien la elige porque le gusta leer y escribir… “O sea, ¿cómo?, ¿te gusta o no?”, ya sé, espérenme, allá vamos.

Digo que no me gusta porque “leer” solo cuenta si se trata de obras avaladas por la Sacrosantísima y Pulcrísima Institución de la Intelectualidad y el Buen Gusto dirigida por el comité de “Yo tengo más libros que tú”. O sea la academia. Lo cual fue un problema para mí porque desde hace unos años para acá, la narrativa dejó de atraerme, y más bien me he inclinado por el ensayo. Así que cuando entré a la carrera, mi alma no podía con Garcilaso, El Arcipreste de Hita, y no se diga San Cortázar.

Entonces, ¿cómo le hice para terminar la licenciatura? Si tanto la sufría, ¿por qué no me salí? Y peor, ¿cómo aspiro a ser escritora si no tengo un autor favorito? Porque uno se hace leyendo a los grandes: Borges, Márquez, Castellanos, Campobello , qué no.

Bueno, pues conozcamos la respuesta a la primera pregunta, anótele, que es receta infalible para terminar la universidad. Cuando vi que no existía poder humano que me hiciera leer de cabo a rabo a Manuel Acuña, me descargué una app que convierte los pdf en una especie de audiolibro, pero como de Loquendo. Y ahí me tenían, escuchando la novela en cuestión (a toda velocidad, por supuesto) mientras barría, hacía ejercicio o lavaba los trastes.

El resumen de internet también me salvó; claro, de manera responsable, siempre consultado otras fuentes además de Wikipedia; y si lo que se decía no era suficiente, siempre estaba el recurso de la biblioteca humana. Cuando la obra no estaba disponible en ninguna de estas fuentes, entonces optaba por la que siempre fue mi última opción: comprar el libro y leerlo. Hacía una lectura rápida, saltando páginas, identificando los personajes y la estructura, calificando el estilo del autor y ya, tarea hecha, carrera terminada.

En fin, mi búsqueda de lectura alternativa responde solo a la pregunta de cómo terminé, respecto a por qué no me salí, la Teoría literaria tiene toda la culpa. Los análisis formalistas, la narratología, la semiótica me tenían embelesada, y casi de inmediato empecé a analizar cualquier narrativa, no solo literaria, también cine, danza o publicidad. Me di cuenta de que eso también era leer, y quería aprender más y más.

En una ocasión, platicando sobre mi complicada relación con mi carrera, alguien me recomendó ese maravilloso libro: Cómo hablar de los libros que no se han leído, en el que Pierre Bayard, un profesor de Literatura francesa, comparte sus tácticas para salir ileso en las charlas con sus colegas, e incluso dar una cátedra completa sobre una obra, sin siquiera haber abierto el libro. Por ahí también apareció en mi vida la escritora británica Mikita Brottman, con su Solitary Vice: Against Reading. Ella habla, desde su perspectiva como amante de los libros, acerca de los aspectos sobrevalorados, e incluso negativos en torno a la lectura y al canon literario. Haber leído a estos autores me hizo entender que no había nada malo en que no me gustara Rayuela; y que sí podía, mejor dicho, debía continuar con la carrera, porque verdaderamente era lo mío.

Pero no todo fue evitar leer a toda costa, claro que algunas obras lograron y logran “atraparme”, como dicen, principalmente por el estilo del autor. Sergio Pitol fue uno de ellos, me conquistó con su lenguaje sencillo y sus temas mundanos. Hace poco más de un año leí las Crónicas Marcianas, y me agradezco mucho haberle dado una oportunidad, porque a partir de eso me clavé con la ciencia ficción y pasé horas de diversión leyendo la IF Magazine, donde escribieron Asimov y todos sus hermanitos. Estoy por terminar House of Leaves, que es una voladera de sesos, si a usted le gusta eso de las narrativas contemporáneas y quiere poner a prueba su capacidad de retención, se la recomiendo ampliamente. Respecto a la poesía, en realidad nunca ha sido mi género favorito, pero tengo mis excepciones, que básicamente son poemas de un par de amigos muy talentosos.

House of leaves

Entones sí, leo novelas, cuentos y poemas esporádicamente, pero nunca son mi primera opción. Sí lo son leer un reportaje o un ensayo, ver una peli, una serie, o unos buenos momazos. Aún así, soy una apasionada de la Literatura, porque ser gente de Letras no significa andar corrigiendo acentos ni citando un autor cada tres palabras que dices. Amo el lenguaje, los símbolos, las historias, la retórica en cualquier forma que se presente. Todo el tiempo estoy leyendo. Entonces, contestando a la última pregunta, si el escritor primero tiene que aprender a leer, esta es la respuesta de cómo aspiro a serlo sin tener que abrir El Aleph nunca.

--

--

Karina Zavaleta

Temas cotidianos, la pequeña crisis de todos los días.